El Diseño de Dios para tu Vida (Serie) Nada Puede Matar tu Diseño. “Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar.” (1 Pedro 5:8 NTV) El enemigo ha querido matar el diseño y el propósito de Dios para tus hijos, pero como madres hay una fuerza interior que se mueve para que hagamos lo extraordinario en las manos de Dios cuando se trata de defender a nuestros hijos, y pararnos por ellos en la brecha. En la Biblia encontramos relatos sorprendentes de madres que hicieron lo inimaginable por sus hijos. Tenemos la historia de las dos mujeres que disputaban la maternidad del niño vivo. El rey ordenó que cortaran en dos al niño vivo y le dieran la mitad a cada una de las mujeres. La verdadera madre sintió que sus entrañas se le conmovieron por su hijo y suplicó por la vida del niño renunciando a él para que éste viviera (leer 1ª Reyes 3:19-27). Asimismo encontramos la historia de la madre de Moisés, quien tuvo que enfrentar toda la persecución de faraón en contra de los recién nacidos varones, y como ella en su amor, siendo madre de dos hijos más, buscó las estrategias de parte de Dios para salvar a su hijo y se cumpliera el diseño de Dios para la vida de su hijo Moisés. Sufrió dolor, angustia, pavor; no es fácil esconder a un bebé durante tres meses, cómo hizo para que sus vecinos no la delataran, para que las madres que habían perdido a sus hijos no la denunciaran ante los soldados de faraón, cómo hacer para que no se escuchara el llanto de su bebé. La llegada de un bebé amado lleva esperanza y alegría al hogar, se disfruta con la familia la bendición de un nuevo miembro, algo que ella no pudo hacer. Es admirable la templanza de esta mujer, tuvo que tener una fuerza de voluntad férrea para no quebrarse ni desmoronarse, para no ser descubierta. Debió tener una fe aguerrida para no soltarse de Dios a pesar de las circunstancias que la rodeaban, y sobre todo aferrarse a la voluntad, discernimiento y revelación de Dios para entender las estrategias que le fueron dadas para proteger al niño. Cuántas madres hemos tenido que pasar angustias, temores por las amenazas en contra de sus hijos, porque el enemigo ha tratado de matar el diseño de Dios en ellos y hemos orado y clamado por una estrategia de reino para proteger a nuestros hijos. Jocabed tuvo que elaborar una cesta especial, cubrirla con asfalto y brea para que no penetrara el agua y no se ahogara el bebé (leer Éxodo 2:1-10). Jocabed nos deja una gran enseñanza a las que somos madres. Como mujeres de diseño debemos de impermeabilizar con la palabra de Dios la mente y el corazón de nuestros hijos para que nada que quiera penetrar o filtrarse del mundo los pueda ahogar, ninguna perversidad ni contaminación externa. Eso solo se logra instruyéndolos en la palabra de Dios desde pequeños, enseñándoles lo que le agrada a Dios y lo que Él no tolera; lo que es bueno y lo que es malo, permitiéndoles diferenciar entre el sistema del mundo y la voluntad de Dios. Jocabed fue una mujer de fe, ella confiaba, creía y esperaba que algo sobrenatural, algo divino iba a suceder con su hijo mientras estaba en las aguas. Dios no iba a permitir que el niño muriera, porque debía cumplirse el propósito del diseño en la vida de Moisés; así como no permitirá que tus hijos se pierdan porque debe cumplirse el propósito de Dios en su vida. Sigue orando, clamando por tus hijos, sigue instruyéndoles en la Palabra y aun cuando fueren adultos no se apartarán de los caminos del SEÑOR y si por casualidad se ha alejado de ti, preséntalo y entrégalo a nuestro Señor Jesucristo, pues Él sana y restaura nuestro interior y el de nuestros hijos y restituye la relación madre-hijo. Mujer, tú no caminas sola, caminas en el diseño de Dios para tu vida, y cuando una madre de diseño se levanta a guerrear por sus hijos, el cielo responde. Aprópiate de lo que está escrito en el Libro de Lamentaciones 2:19 (NVI) “… deja correr el llanto de tu corazón como agua derramada ante el SEÑOR. Eleva tus manos a Dios en oración por la vida de tus hijos”. Y la promesa de que tus hijos volverán: Jeremías 31:11-17 (NTV): “Pero ahora esto dice el SEÑOR: “No llores más, porque te recompensaré—dice el SEÑOR--. Tus hijos volverán a ti desde la tierra lejana del enemigo. Hay esperanza para tu futuro—dice el SEÑOR--. Tus hijos volverán a su propia tierra”. Amén. Por Rosario de Barillas Belleza de Mujer bellezademujer.org (fb)

El Diseño de Dios para tu Vida (Serie) El Éxito Real del Producto lo Determina Quien Creó el Producto. Salmos 100:3 (DHH) nos dice: “Reconozcan que el SEÑOR es Dios; Él nos hizo y somos suyos; ¡Somos pueblo suyo y ovejas de su prado! Cuántas veces nos hemos equivocado, hemos tomado una ruta distinta a la que Dios nos estaba mostrando. Hoy es tiempo de que hagamos un alto, y reconsideremos si verdaderamente estamos siguiendo el camino correcto para avanzar, porque cuando nos apartamos de Dios y del diseño para nuestra vida, en lugar de avanzar nos alejamos más; y entonces el avance se vuelve retroceso. Este verso nos invita a que nos detengamos, miremos al cielo, y recordemos una verdad fundamental: No somos obra al azar, ni caminamos sin rumbo, somos creación de Dios y solamente a Él le pertenecemos, Él nos hizo y por lo tanto somos suyos; aunque el mundo quiera empujarnos a la autosuficiencia, a definirnos por lo que hacemos o por lo que tenemos, este verso nos devuelve la identidad más valiosa: somos suyos, somos su creación, somos sus hijos, somos su pueblo. Él nos hizo, nos formó con sumo cuidado, con amor, con intención, con propósito y diseño divino. No estamos acá en este mundo, en este tiempo, en este territorio al azar. No estamos aquí por accidente. Cada detalle de nuestro ser fue pensado por el Creador, y lo que Él anhela en su corazón es que nosotros alcancemos el éxito y la prosperidad que Él ha determinado en su palabra para sus hijos, para su pueblo. Nos recuerda que no solamente nos creó, sino que también nos cuida, guía y protege como un buen pastor cuida de su rebaño. Y como sus ovejas, debemos tener la seguridad y confiar en que en Él tenemos un lugar donde pertenecer, una voz que nos da dirección, nos orienta y nos muestra el camino correcto a seguir. Aunque, muchas veces, no entendemos el camino que debemos seguir, debemos confiar en que Él siempre nos guiará hacia el bienestar que ha determinado en su palabra. El SEÑOR nos está haciendo un llamado a reconocer que Él es Dios y nosotros su pueblo, y si con humildad nos rendimos a Él, encontraremos descanso y alcanzaremos el verdadero éxito en nuestra vida, que se encuentra en reconocer a nuestro Creador y vivir para Él. Mujer, eres obra de las manos de Dios y estás destinada para el éxito, para las victorias. Quizá has tenido que atravesar valles, desiertos, montañas, ríos, con cada dificultad que has tenido que enfrentar; pero el SEÑOR te está levantando en esta hora, sus manos son una fuente de libertad y de sobreabundancia en tu vida. Eres valiosa porque fuiste creada por Dios. Él hará que tu vida dé un giro hacia lo que Él tiene programado para ti, hacia el diseño que estableció desde que te formó en el vientre de tu madre, desde que eras embrión. Si tú le crees a Dios, ese diseño se va a cumplir por muy difícil que sea lo que tu estés pasando, por muy dura que veamos la situación. Aunque en este momento no veas la respuesta, Dios es quien creó el cielo y la tierra. No existía nada y Él lo creo todo. Entonces si tú tienes fe y le crees, Él puede crear de la nada lo que tu estés necesitando en este preciso momento. Él te puede sanar, restaurar, proveer, restituir y hacer posible lo imposible. Dios te creó con un diseño único, te ha hecho fuerte, valiente, guerrera, que conquista, que cuida, protege, construye, levanta y fortalece. Fuiste diseñada para ser de bendición para tus generaciones. Tu éxito, tu victoria, están en las manos de tu creador. Ora conmigo: SEÑOR, hoy reconozco con alegría que tú eres Dios, mi Creador y mi Pastor. Gracias por hacerme, por amarme, y por darme un lugar en tu corazón. Gracias por amarme como tu hija, como tu pueblo. Gracias porque a pesar de que a veces me he apartado del camino, tú siempre me llamas de vuelta con ternura. Gracias por recordarme que tú me formaste, que tú me hiciste y que te pertenezco, que soy oveja de tu prado y que solamente en ti encuentro refugio y descanso. Guíame cada día, enséñame a confiar y descansar en tu dirección y a vivir con gratitud todos los días de mi vida. Amén. Por Rosario de Barillas Belleza de Mujer bellezademujer.org (fb)