Viviendo una Vida con Propósito por Jentezen Franklin Versículo: "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios." 1 Pedro 4:10 (RVR1960) La vida no se mide por lo que acumulas, sino por lo que das. Cada talento, cada oportunidad, cada don que Dios pone en tus manos está destinado a ser una herramienta para su reino. A veces nos obsesionamos pensando: "Soy demasiado joven. No tengo lo suficiente. No estoy listo", pero Dios no llama a los capacitados; Él capacita a los llamados. Te ha colocado en este tiempo, en esta generación, con dones únicos, y quiere que los uses para bendecir a otros. Servir a Dios y a los demás no siempre es cómodo. Puede costarte tiempo, energía o incluso popularidad. Puedes enfrentarte a la incomprensión o al rechazo cuando haces lo correcto. Pero la Biblia nos muestra que quienes viven para los propósitos de Dios dejan un legado que perdura mucho más allá de su propia vida. Piensa en la iglesia primitiva: no tenían escenarios lujosos ni plataformas gigantescas. Eran personas comunes y corrientes dispuestas a dar un paso de fe. Donaron su tiempo, su dinero y sus vidas para difundir el evangelio, y siglos después, su valentía aún nos inspira. Tu impacto no tiene que ser escandaloso ni ostentoso. Empieza donde estás. Empieza en tu familia, en tu escuela, en tu trabajo o en tu vecindario. Tus actos de bondad, tus palabras de aliento, tu fidelidad en las cosas pequeñas, importan. Cada vez que das un paso de obediencia, cada vez que eliges la fe por encima del miedo, estás administrando la gracia de Dios de una manera que transforma vidas. Nunca se sabe cómo un pequeño acto puede repercutir en generaciones. Quiero recordarte algo poderoso: vivir una vida con propósito se trata de estar dispuesto a entregarse por la gloria de Dios. Se trata de decir: «Señor, no sé cuánto costará esto, pero quiero que mi vida cuente para ti. Quiero dejar un legado de amor, fe y obediencia». Tu vida puede ser un faro de esperanza, un testimonio del poder de Dios y un vehículo para el avivamiento si estás dispuesto a entregarte por completo. Oración: Señor, enséñame a administrar cada don que me has dado. Ayúdame a servir a los demás con alegría y humildad, y que mi vida refleje tu amor y gracia. Dame la valentía para salir adelante, incluso cuando sea difícil, y para confiar en que estás usando mi vida para tu propósito. Que no busque consuelo para mí mismo, sino un impacto duradero para tu reino. Te entrego mi corazón, mi tiempo y mis dones. Úsame, Señor, para que otros te conozcan a ti y a tu amor. Amén. (fb)

La Vida se Mide por la Donación por Jentezen Franklin "Con el mayor placer gastaré lo mío, y yo mismo me gastaré por vuestras almas." 2 Corintios 12:15 (RVR1960) La vida no se mide por cuánto tiempo vivimos, sino por cuánto damos. La verdadera medida de una vida reside en la diferencia que generamos, las almas que tocamos y la influencia que ejercemos para Cristo. Cuando te unes a Jesús, cuando das un paso al frente para testificar, estás diciendo: "Quiero ser testigo tuyo". Apocalipsis 12:11 nos recuerda: "Y ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte" (RVR1960). Esta es la esencia de la fidelidad. La victoria se logra mediante la entrega y la entrega plena a los propósitos de Dios, incluso cuando cueste todo. No hace falta ser predicador para tener un impacto. Dondequiera que Dios te haya puesto —tu hogar, tu escuela, tu lugar de trabajo— puedes dar ejemplo, testificar con valentía y servir con sacrificio. Comienza con un solo acto de obediencia, un solo paso de fe, un solo momento diciendo: «Aquí estoy, Señor. Gastame y envíame». Oración: Señor, te entrego mi vida hoy. Toma mis decisiones, mi tiempo, mis talentos, y úsalos para tu gloria. Enséñame a vivir sin vergüenza para ti, a dar testimonio de tu bondad y a servir a mi generación con valentía. Permite que mi vida se entregue para que otros puedan conocerte. Amén. (fb)